domingo, 13 de noviembre de 2016

Reseña: "Submundo", de Don DeLillo

Autor: Don DeLillo
Título: Underworld (Submundo)
Editorial: Austral
Idioma: Inglés
Traductor: Gian Castelli
Año de publicación: 1997
Valoración: Imprescindible




Submundo es la undécima novela de Don DeLillo; según publicó The New York Times, una de las mejores obras de ficción americana de los últimos veinticinco años, en concreto la segunda. Uno se acerca a la obra de los grandes escritores con respeto, pero también con ilusión; en el caso de Submundo, al igual que con Ruido de fondo, me ha gustado la experiencia.

Submundo tiene un marco histórico muy definido, la segunda mitad del siglo XX de Estados Unidos; en concreto desde 1951 hasta 1992, cuarenta años. DeLillo muestra cómo la sociedad es moldeada (miedos, deseos,...) por la actualidad (la guerra fría, la muerte de Kennedy,…). La estructura de la novela es clara: ocho secciones (prólogo y epílogo y 6 capítulos entre ellos) en orden cronológico inverso desde 1992 hasta 1951, salvo el prólogo (transcurre en 1951) y el epílogo. Estos cuarenta años están protagonizados por personas anónimas (Nick ―personaje principal―, Klara y una infinidad de secundarios), pero también aparecen algunas personalidades públicas (Hoover ―director del FBI en 1951―, Frank Sinatra, etc.), así como acontecimientos históricos de gran calado (la crisis de los misiles de Cuba, la guerra de Vietnam…). Estos son los ingredientes, pero la narración no es lineal sino que, además de los saltos temporales, la atención va recayendo sobre distintos protagonistas, desentrañando las conexiones existentes entre ellos conforme avanza la novela, aderezando todo ello con reflexiones políticas e históricas. De esta forma conocemos lo que hay entre bambalinas, un submundo que interrelaciona y conecta todo, un sustrato común.

La historia se narra desde múltiples perspectivas: narrador omnisciente, Nick, Klara… pero este ir saltando de un punto a otro se ejecuta de una forma fluida, casi natural (alejada de la estructura rígida de El ruido y la furia, con cuatro partes claramente diferenciadas para Benjamin, Quentin, Jason y Dilsey). El paradigma de esta narración es, sin duda, el prólogo El triunfo de la muerte, donde el cuadro de Brueghel adquiere una especial significación. El prólogo narra el tercer y último partido de la final de béisbol disputada el 3/X/1951 entre los New York Giants y los Brooklyn Dodgers. La narración es magnífica. DeLillo trabaja con todo el estadio, como si fuera un pintor va dando pinceladas aquí y allá: se centra en el devenir del partido, para saltar a las emociones de los espectadores, para continuar con la narración del locutor, para enfocar a Frank Sinatra, para… Esta multiplicación consigue que, efectivamente, parezca que estás en el estadio sin perder absolutamente nada de lo que acontece. Según explica el propio DeLillo (1): «El prólogo está escrito en una especie de superomniscencia. Hay frases que pueden empezar en una parte de la cancha y terminar en otra. Quería abrir la frase. Es como si les gustara viajar; se desplazan de la mente de una persona a la de otra». Para mí, el prólogo es de los mejores textos que he leído; si os gusta el cómo, además del qué, os lo recomiendo, aunque no acabéis con las novecientas páginas del libro; además, el prólogo tiene entidad propia, de hecho, se publicó en 1992 como novela corta, titulada Pafko at the Wall, en la revista Harper’s.

El prólogo, el epílogo, las páginas dedicadas al Bronx (adolescencia de Nick) y la sección de artículos históricos son las que más he disfrutado del libro. Además, los diálogos son ágiles, verosímiles, vigorosos, con una naturalidad que te transporta al bar para acodarte con Big Sims y Nick, al desierto para atender la explicación de Klara, al Bronx para pegar la oreja a la palabrería de Nick con sus amigos. Por otra parte, la pelota con la que los Giants consiguen el home run ganador es un hilo conductor, más o menos constante, a lo largo de todo el libro, como si fuera un personaje más se desvela cómo ha ido pasando de unas manos a otras. A mi modo de ver, tiene un significado importante en el libro; Nick (su poseedor actual) comenta: «Bueno, tampoco la compré [la pelota] por la gloria y el drama que entrañaba. No tenía nada que ver con que Thomsom hubiera logrado un home run. Sino con el lanzamiento de Branca. Tiene que ver con la pérdida».

Con todo lo que he comentado, no quiero dar la impresión de que sea un libro fácil. No me lo ha parecido, no es un libro de playa, más bien de sofá y con la mente despejada. Cómo no, también tiene sus peros, no hay que olvidar que es un libro de novecientas páginas y, por tanto, es imposible mantener el atractivo y el interés permanentemente. Algunas partes me han parecido largas y algo aburridas, pero ¿qué libro de esa longitud no tiene altibajos? Sin embargo, otras que en un principio pudieran parecer más tediosas, la sección 5 que trata en mayor profundidad los temas más políticos y públicos, se lee con verdadero interés, en este caso, más por lo qué está contando que por la forma.

Submundo es un libro de respiración profunda, para ir degustándolo poco a poco. Un libro excelente.


EXTRA PARA LOS INDECISOS

- En el artículo The power of the history DeLillo explica cómo surgió la idea del prólogo y comenta también Submundo; aquí os dejo la portada a la que hace mención  4/XI/1951 del New York Times

- Si aún no estáis decididos… mis últimos cartuchos: Análisis de Martin Amis y Análisis de Eduardo Lago


(1) Reportero, David Remnick, Debate 2015

4 comentarios:

  1. No sé si me animo a leer ahora mismo un libro de 900 páginas que requiera mis 5 sentidos, pero ¡oye! Al prólogo no le haría "ascos". Lo buscaré.

    PD Más allá del libro, el comentario me parece genial. ¿Te estás especializando no? ;p

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    1. Gracias! jajaja... en eso estamos, intentando mejorar poco a poco

      Ya nos dirás qué te ha parecido el prólogo, tal vez te animes y termines la novela ;)

      Muchas gracias por comentar.

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  2. Decir que me gusta como presentas las reseñas. Información muy interesante sin desvelar claves. Gracias. Las 900 páginas me cuestan hace años pero quién sabe. Me apunto a lo del prólogo.

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  3. Gracias!

    Sí, que tenga 900 páginas no es que invite a su lectura... A ver qué opinas del prólogo.

    Muchas gracias por comentar

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