martes, 30 de mayo de 2017

La risa de los niños se enamoró de la música

“He conocido a alguien, se llama Carlos”. Estábamos en un bar pequeño y a Raúl se le escapaban notas musicales por el bigote al sonreír. Empezaban, tímidas, las primeras notas de una melodía.

Mientras, me han contado que a Carlos le asomaban sonrisas de niños a los ojos y a las orejas. La camiseta adecuada, un café en casa y besos con urgencia.

Las notas de Raúl empezaron a hacerse mayores, a sonar más fuertes, se le colaron en el corazón, se le mezclaron con letras. Y todos sabemos lo peligroso que es que las notas musicales se mezclen con las letras. La melodía se convirtió en canción.

Un día, estábamos cenando en la croquetería, y a Raúl se le coló una risa de niño turquesa en lo que estaba contando. Nosotros nos miramos, en aquel momento no entendimos nada.

A Carlos se le empezaron a reír las tardes, los sábados, las manos. Empezaron a llenársele los recreos de colores, las tutorías de juegos.

También me han contado que a Carlos se le escapó algún do y algún re mientras daba clase, pero, los niños, como son muy listos, no necesitan entenderlo todo y no preguntaron.

Un día quedaron para cenar. Las notas musicales se equivocaron de boca y las risas se equivocaron de nombre. Las escalas musical y cromática se fueron a vivir juntas.

Cuando llegó Carlos, en la casa habías fas por las esquinas, soles por el sofá, mis entre las sábanas. Pero, además, Carlos trajo un saco de verdes, rojos y amarillos. Colocó el verde mar en el salón, el azul oscuro en la cocina, el rosa palo en el cuarto del final de pasillo.

Poco tiempo después, para un aniversario, Raúl le escribió un relato serio con música de fondo a Carlos; Carlos le regaló a Raúl un dibujo hecho en el cole, con plastidecor y carcajadas infantiles.


La risa de los niños se enamoró de la música. La música, los colores y las sonrisas los ha traído de la mano a este jardín, y con ellos a nosotros. Gracias por compartirlo.

3 comentarios:

  1. Un soplo de alegre melodía, un relato de notas y colores; gracias por la sonrisa.

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  2. estas perdida poeta....
    me encantan tus letras

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  3. Muy poético, Isabel.
    Me emociona el final, por la referencia al día maravilloso que compartimos con los protagonistas de tu cuento. Fue de esos que se atesoran en la cajita de recuerdos que todos tenemos en el corazón.
    Un abrazo y cuarto.

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